Por Jesus Lopez
La lealtad es algo que ya se ve muy pocas ocasiones en el fútbol mundial y Pumas no es la excepción. Todos recuerdan a Nicolás Castillo, brilló en el club, hubo quien se lo tatuó, luego se fue por dinero a las wilas, pero también hay un caso en particular de un ídolo que sí conoció la fidelidad.
Encontrar a alguien que en verdad sienta la camiseta es todavía más difícil cuando se trata de extranjeros, sin embargo, Universidad Nacional contó en sus filas con un ícono tan grande que en unos años podría tomar las riendas del equipo, ahora desde el banquillo como director técnico.
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Se trata del mítico Darío Anastacio Verón, el crack felino que llegó con el sueño de migrar a Europa, con el tiempo se enamoró de los colores y se convirtió en una leyenda tan grande dentro de los auriazules como Jorge Campos o Hugo Sánchez. Cuatro títulos de liga lo avalan como un gigante de la UNAM.
Después de brillar en sus primeros años en Paraguay y Chile, un joven ‘hechicero’ llegó a México en 2003, rápido se estableció en el equipo que conquistó el bicampeonato en 2004. Su calidad fue tan destacada que reforzó al Pachuca en la Copa Libertadores, volvió después de dos meses para seguir con su mágica historia.
Darío Verón pasó 14 años con los Pumas y conquisto la gloria en varias ocasiones. Europa pasó al olvido pronto porque había encontrado al club de sus amores. En cuanto se retiró comenzó a prepararse como director técnico y ya se tituló, su leyenda podría continuar en el cuadro auriazul si le dan después una oportunidad en el banquillo.
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