Por Enrique Faz
Pumas es una de las instituciones más importantes del fútbol mexicano, pues por sus filas han pasado algunos de los mejores jugadores en la historia de nuestro país. Esa lista que sin duda encabezan Hugo Sánchez y Jorge Campos, también ha visto a jugadores extranjeros que han hecho historia vistiendo la playera auriazul y que se convirtieron en leyendas del club. Sin embargo, también han habido futbolistas que pintaban para mucho más y que, por una u otra razón, no lo han logrado.
Tal es el caso del atacante argentino Ismael Sosa, quien llegó a Pumas en 2014 proveniente del fútbol chileno, ya que militaba en la U. Católica de Chile, donde se consagró como uno de los mejores jugadores de ese plantel. La directiva de Pumas de aquel año hizo un gran trabajo de visoreo, pues consiguieron ficharlo sin la necesidad de pagar un sólo peso por su transferencia, pues llegó como agente libre a la escuadra del Pedregal.
Inmediatamente tras su llegada, Sosa se convirtió en uno de los favoritos de la afición, pues demostró grandes cualidades y habilidades, mismas que lo convirtieron rápidamente en un jugador muy deseado por otros equipos de la Liga MX. Y es que con la camiseta de Pumas, Ismael Sosa jugó un total de 111 partidos, la mayoría de ellos como titular y marcó 30 goles. Se estaba convirtiendo en una de las grandes figuras del equipo, cuando la directiva tomó una decisión que no dejó contento a ningún aficionado auriazul.
Cuando la afición más lo quería y el propio jugador había declarado sentirse como en casa en el Olímpico Universitario, decisiones administrativas lo terminaron sacando del club. Y es que por aquellos años, Pumas estaba convertido en un equipo con una gran crisis económica, por lo que era casi imposible rechazar ofertas grandes por nuestros mejores jugadores y fue así que Ismael Sosa terminó yéndose a Tigres, donde nunca lo supieron valorar, por un costo de 7.8 millones de euros.
Tras su salida de Pumas, Ismael Sosa se fue a Tigres, donde nunca le dieron la oportunidad de mostrar su talento. Es por eso que salió del club a los 3 años y pasó por León y Pachuca antes de volver al fútbol chileno con el Everton. Sin embargo, el año pasado cambió de equipo y hoy, a sus 36 años de edad, juega para el Ñublense, un equipo de la primera división chilena que esta temporada se salvó de descender.
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