Por Jesus Lopez
A Andrés Lillini le entregaron las llaves de Pumas y nos dejó un plantel lleno de bultos que debería de llevarse al Necaxa si en verdad cree que son tan buenos, acá nadie se opondrá a que los fiche con el que será su nuevo club en la Liga MX.
Universidad Nacional lucía como un conjunto digno de pelear por el campeonato tras las llegadas de Dani Alves, Eduardo Salvio y Gustavo del Prete, sin embargo, si adelante era un monstruo, atrás quedaron remarcadas las deficiencias. Al final se pagó el precio con la eliminación en fase regular.
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El primer consentido del argentino que decepcionó fue Julio González, el meta recibió 27 goles en 15 partidos. La afición se le fue encima más de una ocasión, nadie lo veía como titular, aun así, lo dejó fijo en lugar de darle una oportunidad a Gil Alcalá.
La defensa también se encontró llena de huecos, Nicolás Freire fue de lo peorcito en la liga e incluso le pusieron “Capitán de agua” en las redes sociales. Sin Palermo Ortiz sufrió para comandar la zaga, sus problemas se reflejan en el autogol que regaló en la jornada 16 y la expulsión que vio en la 17.
Parece que Lillini se vía obligado a poner jugadores de cantera porque insistió con un par de futbolistas que nunca dieron el ancho, ni Jerónimo Rodríguez o Pablo Bennevendo estuvieron a la altura de lo que representa jugar en la UNAM. Si Andrés cree que son tan buenos, ojalá se los lleve.
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