Llegó a Pumas como crack, no sudó la camiseta y ahora se iría por tronco

Pumas abrió la cartera en el verano como pocas veces se ha visto en su historia, lamentablemente la fuerte inversión de la directiva auriazul terminó en la basura. El objetivo era conseguir la octava estrella, Andrés Lillini ni siquiera logró meter al equipo en el repechaje.

Los responsables están en todos los niveles, desde la presidencia del club hasta los jugadores. Miguel Mejía Barón y Leopoldo Silva desperdiciaron valioso tiempo dejando al técnico argentino cumplir un torneo en el que quizá un ‘bombero’ hubiera rescatado al conjunto auriazul.

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De Lillini mejor ni hablar, nunca encontró una alineación, puso a improvisados, consentidos y se casó con la idea de mantener a Julio González en la portería. Los dos años de buenos recuerdos y remontadas se fueron a la basura en un breve lapso de tres meses.

En cuanto a los jugadores, Dani Alves es el mayor señalado por su estatus de estrella del fútbol mundial, el brasileño reflejó que los 39 años le pesaron y su futuro es desconocido. De todos los refuerzos, sólo Eduardo Salvio mostró el nivel que se necesita para jugar en Pumas.

¿Quién debería irse?

El peor de todos fue Gustavo del Prete, el argentino llegó convertido en un crack tras su paso por Estudiantes de La Plata, sin embargo, jamás sudó la camiseta y lo ahogó la altura de la CDMX. Si hay un tronco que tendría que irse por lo mostrado en la cancha es él.