Por Jesus Lopez
Andrés Lillini vivió su peor torneo desde que tomó a los Pumas hace dos años y ahora su despido luce como una cuestión de tiempo. El argentino ya repitió hasta el cansancio que se niega a renunciar, así que la directiva deberá de darle las gracias, aunque eso le podría costar unos millones por su cláusula de salida.
El estratega argentino pudo haber sido despedido a medio torneo, sin embargo, la directiva de Miguel Mejía Barón y todo Rectoría le dieron el voto de confianza, al final nada pasó. Universidad Nacional quedó eliminado de manera bochornosa en algo que jamás debería de suceder por su grandeza.
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Incluso si lo corren, Lillini sabe que puede estar tranquilo porque sorprendió a toda la Liga MX. Pasó de ser un improvisado al entrenador que más tiempo tiene en su equipo. En cuanto termine su vínculo con los auriazules lo más probable es que le lluevan ofertas para seguir dirigiendo.
Basta con señalar que en este año dos equipos de nuestro balompié ya habrían preguntado por él sin importar que está al frente de Pumas. Andrés ya tiene en su currículum una final de liga y un subcampeonato de Concacaf Liga de Campeones, nada mal para alguien que sólo iba a ser el interino.
Andrés Lillini está en la órbita de los chivos y los chemos para ser su próximo director técnico. Cabe recordar que el Guadalajara tuvo un acercamiento con él después del torneo pasado, si el proyecto de Ricardo Cadena se cae como siempre, sería un fuerte candidato. Por otra parte, nadie confía en el Potro Gutiérrez en La Máquina, allí lo ven como un interino.
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