La maldición del número 10 con Pumas, le cayó al mediocampista Leo Suárez

El mediocampista argentino Leo Suárez está viviendo uno de los momentos más complicados de su carrera, pues se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, el conjunto de Pumas confirmó esta terrible noticia por medio de redes sociales.

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Una desafortunada jugada fue la causante de esta terrible lesión, pues un choque con Bryan Rodríguez de los Tuzos de Pachuca al minuto 9 de juego, marginó a Leo de la cancha, de inmediato se tiró al terreno de juego para recibir asistencias médicas.

Esto hace pensar que hay una especie de “maldición” con los jugadores que ocupan el dorsal “10” en los Pumas, pues simplemente no rinden o vives situaciones difíciles en el cuadro de la máxima casa de estudios.

El primero que viene a la memoria por ser el más reciente es el argentino, Eduardo Salvio, pues el extremo derecho cayó con el pie correcto con Pumas, pero poco a poco se fue desgastando la relación con l afición, al grado que lo abucheaban en el Olímpico Universitario, la razón, el jugador pampero declaró que le gustaría volver a Boca Juniors y la hinchada jamás se lo perdonó.

Otro que portó este número fue el también nacido en Argentina, Daniel Ludueña, el famoso “Hachita” llegó con un cartel importante, pues en Tecos y Santos hizo grandes torneos, incluso con los Guerreros salió campeón en dos ocasiones, Clausura 2008 y Clausura 2012, con nuestro querido equipo disputó 91 partidos, con una marca de 10 goles y 19 asistencias; y llego a la final del Apertura 2015, pero en ese partido, el más importante, desaprecio y la afición siempre se lo reprochará.

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Abraham González y Malcorra con la “10”

Abraham González, tomó esa responsabilidad de tener el “10’” y en lugar de beneficiarle, le pesó, pues en ese tiempo dirigido por Francisco Palencia, el jugador perdió protagonismo y la titularidad con el equipo y terminó yéndose del cuadro del Pedregal, misma situación con Ignacio Malcorra, quien portó ese número y no hizo nada, ni un gol, ni una asistencia, por lo que la afición lo “corrió”, pues no lo querían.