El reciente encuentro entre Pachuca y Pumas en el Estadio Hidalgo dejó una imagen preocupante: la mayoría de los jugadores de Pumas se retiraron del campo sin encarar el tradicional ritual del Goya, el icónico cántico de la afición universitaria. Según fuentes presentes en el estadio, habría sido Piero Quispe quien tomó la iniciativa de instar a sus compañeros a abandonar el terreno de juego, evitando así el probable reproche de los seguidores, visiblemente frustrados por los malos resultados.
Este hecho ha generado diversas reacciones y ha reavivado el debate sobre la relación entre el equipo y su afición. ¿Indiferencia por parte de los jugadores o falta de conexión con la realidad que vive la hinchada?
Un silencio incómodo
Tras la derrota ante Pachuca, los jugadores de Pumas se dirigieron rápidamente hacia los vestidores. La mayoría no se detuvo para escuchar o interactuar con los aficionados, quienes, a pesar del malestar, esperaban algún tipo de respuesta. La ausencia de los jugadores durante el Goya, un momento tradicional de comunión entre equipo y afición, dejó un vacío y un sabor amargo en el ambiente.
Según testigos, fue Piero Quispe quien tomó la iniciativa de instar a sus compañeros a retirarse, evitando así el probable enfrentamiento con los seguidores. Este accionar, aunque comprensible desde la perspectiva de evitar una situación tensa, fue interpretado por muchos como una falta de compromiso y una evasión de la responsabilidad que tienen como representantes de la afición.
¿Desconexión entre jugadores y afición?
Este incidente ha puesto de manifiesto una posible desconexión entre los jugadores y la afición de Pumas. Los malos resultados, la falta de un estilo de juego definido y la ausencia de líderes en el campo han generado frustración y desencanto en la hinchada, que siente que el equipo no está a la altura de sus expectativas.
La actitud de los jugadores al evitar el contacto con la afición tras la derrota ante Pachuca ha sido vista como una muestra de indiferencia y falta de compromiso. Muchos aficionados consideran que los jugadores deberían dar la cara y escuchar los reclamos de la hinchada, que tiene derecho a expresar su malestar por el rendimiento del equipo.
¿Quispe como líder negativo?
La participación de Piero Quispe en este incidente ha generado controversia. El joven jugador, que llegó a Pumas con grandes expectativas, ha sido señalado como el líder de la retirada del equipo. Si bien es comprensible que Quispe no quiera exponer a sus compañeros a una situación incómoda, su accionar ha sido interpretado por algunos como una falta de respeto hacia la afición y una evasión de la responsabilidad que tienen como jugadores de Pumas.
¿Qué le depara el futuro a Pumas?
Este incidente en el Estadio Hidalgo es un llamado de atención para la directiva, el cuerpo técnico y los jugadores de Pumas. Es necesario que se reflexione sobre la situación actual y que se tomen medidas para reconectar con la afición y recuperar la confianza perdida.
Es fundamental que se trabaje en la construcción de un proyecto deportivo sólido y consistente, que se transmita la pasión y el compromiso que exige la afición universitaria. Los jugadores deben entender que representan a una institución con una historia y una tradición muy importantes, y que deben darlo todo en el campo para defender los colores de Pumas.
La afición, por su parte, necesita sentir que su apoyo es valorado y que su voz es escuchada. Es necesario crear espacios de diálogo y comunicación entre el equipo y la afición, para que se puedan expresar las inquietudes y los sentimientos de ambas partes.
Solo así se podrá reconstruir la relación entre Pumas y su afición y volver a crear ese ambiente de fiesta y pasión que siempre ha caracterizado al Estadio Olímpico Universitario.
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